Aunque son numerosas las circunstancias que configuran el clima laboral, hay que establecer, previamente, que la motivación en el trabajo es una cuestión de actitud.
Enfrentarse a los problemas diarios a través de la lamentación o la queja parece que es la herramienta más extendida; sin embargo, no sólo no aporta nada sino que tampoco ayuda a generar un clima agradable. Por supuesto que todas las personas tenemos motivos para lamentarnos en cualquier ámbito de la vida, pero este derecho no implica que sea útil.
El problema con la motivación en el trabajo se plantea a la hora de definir qué es la actitud. Quizás, lo más acorde con este artículo, sería el planteamiento que la Sociología ofrece sobre la misma: “La actitud es la manifestación o el ánimo con el que frecuentamos una determinada situación, puede ser a través de una actitud positiva o actitud negativa”. Teniendo en cuenta que una actitud positiva nos va a permitir afrontar una situación enfocando únicamente los beneficios y enfrentar la realidad de una forma sana, positiva y efectiva; mientras que una actitud negativa no nos permite sacar ningún provecho de la situación, lo que nos llevaría a sentimientos de frustración, con resultados desfavorables, que no permiten el alcance de los objetivos trazados; es evidente que se trata de OPTAR por una de las dos.
En el mundo laboral, por las estrecheces que marcan los horarios, las condiciones, los salarios, etc., no cabe el desarrollo de una actitud crítica en tanto se cuestionaría el sentido común y puede llevarnos al engaño.
¿Qué ítems habría que seguir para conseguir una sana motivación en el trabajo?
- Abandonar los lamentos
Los profesionales coinciden que es una de las claves de la felicidad. Lamentarse continuamente por lo que se carece no lleva más que a la frustración. Es interesante conservar siempre un nivel de ambición para mantenerse lejos de la insatisfacción.
- Genera tu propio ambiente
Cualquier detalle es bueno para generar un ambiente agradable (flores, fotos, música de fondo…) donde nos sintamos cómodos. La distribución del espacio y estos sencillos elementos contribuirán a la abstracción y a un mayor rendimiento.
- Recompensa los éxitos
Si somos responsables y exigentes en nuestro trabajo es bien seguro que nos sentiremos mal ante los errores y nuestra propia conciencia será el castigo; de la misma manera, hay que establecer un método de recompensa para los éxitos obtenidos, que nos mantenga en alza la autoestima en busca de otros logros.
- Potencia las relaciones con los compañeros
Siempre hay algún tiempo para interactuar con los compañeros, de manera distendida. El intercambio de impresiones nos aportará otros puntos de vistas y nos ayudará, también, a comprender otros hábitos y actuaciones ¡Contágiale lo positivo!
- Mantente atento a las oportunidades
A veces entendemos como amenaza cualquier variación que se produce en la empresa. Dejarnos dominar por la incertidumbre es un gran error. El acomodo a una labor no nos conviene y tenemos que convertir el miedo inicial en un estímulo para adaptarnos; quizás, descubramos una oportunidad para progresar que no veíamos.
- Sé fiel a tus objetivos
Mantener nuestras metas ante los responsables de la empresa, ante nuestros compañeros y ante nosotros mismos será nuestra mejor arma tanto para ser respetado como para alimentar diariamente nuestra motivación positiva.
Por último: reconvierte tu actitud en aptitud o, lo que viene siendo lo mismo, que tu voluntad positiva fortalezca tu capacidad para el trabajo.
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